En su primer libro, Body and Mature Behavior, Moshe Feldenkrais plantea que la ansiedad no es un fenómeno mental aislado, sino una respuesta profundamente corporal. El único temor verdaderamente innato, es el miedo a caer: una reacción reflejo que se observa incluso en los recién nacidos, cuando el cuerpo se contrae para protegerse ante la pérdida de soporte.

A partir de allí, el resto de los miedos —y con ellos, las formas más habituales de ansiedad— son el resultado de aprendizajes y condicionamientos repetidos. Toda emoción necesita del cuerpo para expresarse, y que la ansiedad, en particular, se ancla en patrones de inhibición muscular, especialmente en los músculos extensores que sostienen el cuerpo frente a la gravedad. La consecuencia: rigidez, encogimiento, y una desconexión del tono vital.

En nuestro próximo taller, nos asomaremos a esta mirada: una invitación a explorar cómo la ansiedad puede transformarse cuando se atiende desde el cuerpo.